LA SADERDOTISA: LA SABIDURIA OCULTA

Se dice que, de todos los Arcanos Mayores, la Sacerdotisa es el más difícil de calificar sólo con palabras, ya que mucho de su poder y de su habilidad está cubierto por el velo de misterio y es difícil que alguien lo comprenda totalmente.

Cada carta del Tarot le dice algo diferente a cada uno, pero la Sacerdotisa es la que permite un rango de interpretaciones más amplio, porque habla directamente a la Voz Interna, a nuestro inconsciente. Ella es la manifestación del inconsciente y del misterio en nuestro mundo cotidiano. Con frecuencia, el hecho de tratar de ver cómo funcionan esos misterios destruye su propósito, y la Gran Sacerdotisa se debe explicar con todo detalle posible, pero teniendo esto en mente.


La Sacerdotisa es, sobre todo, la base de donde surge el poder manejado por el Mago. Ella es el potencial ilimitado que le permite a él transformar y crear lo que desea su Voluntad. La clave para descubrir algunos de los misterios de la Sacerdotisa es entender este tipo de equilibrio como el equilibrio entre el potencial y la creación, entre lo masculino y lo femenino.
En lugar de integrar los opuestos, la Sacerdotisa los mantiene separados y no obstante en equilibrio. Ella es la balanza en sí misma; este simbolismo se encuentra en muchas barajas del Tarot. No puede haber poder sin este equilibrio.


El segundo motivo simbólico que se encuentra en casi todas las representaciones de la Gran Sacerdotisa son los símbolos del inconsciente. En el Tarot universal de Waite este motivo es especialmente notable, pero en la mayoría de las barajas figura al menos una imagen lunar, que como sabemos está vinculada al inconsciente.


La mayoría de los Tarots que incluyen la simbología de los pilares gemelos también representan un velo extendido entre ambos pilares; la Gran Sacerdotisa está entre nosotros y ese velo, como moderadora. Detrás del velo se encuentran los poderes del inconsciente, que no podemos entender pero que, a través de ella, podemos aprender a controlar. Ella es la puerta de acceso hacia reinos que nunca comprenderemos ni dominaremos por completo.

Aunque para cualquiera sería imposible aprender todos los misterios y los secretos de la Gran Sacerdotisa, ella sigue siendo una guía para los que deseamos aventurarnos en las profundidades de nuestra mente, a fin de descubrir los verdaderos poderes escondidos en lo más profundo de nosotros. Este es el mismo poder que se representa en el Mago, pero el alcance del poder de la Sacerdotisa es muy diferente.
Mientras que el Mago enfoca sus poderes al exterior, para conseguir un efecto significativo en el mundo, la Gran Sacerdotisa nos muestra que también podemos usar estos poderes en un nivel interior, para enriquecernos y transformarnos a nosotros mismos. Sin duda, esas transformaciones no son tan espectaculares como las del Mago, pero casi siempre son más poderosas.

La Gran Sacerdotisa representa los misterios del inconsciente y de la Voz Interior, y con frecuencia su aspecto es una señal de que nuestra propia intuición trata de enviarnos un mensaje.
A menudo el inconsciente nos habla con símbolos, así que vigile su alrededor en busca de cualquier cosa que parezca fuera de lo común. Dicho esto, si tiene que tomar una decisión que, si es usted paciente y está abierto a los susurros que le llegan desde el interior, se le revelarán las respuestas. Sólo tiene que esperar y recibir los mensajes. La enseñanza de la Gran Sacerdotisa es que todo lo que usted necesita saber ya existe en su interior.

Al hablar de la Sacerdotisa tampoco se puede evitar el tema de la dualidad. Con frecuencia este arcano es un signo de la sombra, de la parte negativa de nuestra personalidad, que nadie ve, y de la que usted mismo puede no ser consciente. (En este sentido, el término "negativo" no se refiere al mal, sólo es el polo opuesto de la parter positiva y expresiva de nuestra personalidad). Si usted acepta esa sombra que hay en su interior, los poderes de la Sacerdotisa se abrirán a usted, si es que desea usarlos.
En la mayoría de las personas el lado de la Sombra representa la pasividad, por lo tanto la Sacerdotisa puede abogar por la necesidad de mantenerse pasivo en alguna situación dada. No siempre es necesario actuar, a veces los objetivos se logran mejor a través de la inactividad.


Significado: El futuro desconocido. Las influencias ocultas.
De especial significación para todo tipo de artistas.
Para un hombre puede también representar a la mujer ideal, perfecta.
En una mujer puede indicar la posibilidad de poseer ella misma esas virtudes.


Invertida:
Goce sensual. Engaño. Conocimiento superficial. Indicación de que estamos ignorando los impulsos que nos llegan desde el interior, tal vez nos indica que estamos buscando una confirmación externa a todo, antes de comprometernos.


Fuente: EL TAROT UNIVERSAL DE WAITE, de Edith Waite.

Versiones del arcano II
en los diferentes estilos de Tarot:



La Papisa - Gestación , Acumulación:

Palabras claves: Fe - conocimiento - paciencia - santuario -fidelidad - pureza - soledad - silencio - severidad - matriarcado - rigor - gestación - virginidad - frío - resignación...

La Papisa tiene el número II, que en las numerologías corrientes se asocia con la dualidad. Pero, en el Tarot, 2 no es [1+1]; es un valor puro, en sí, que significa acumulación.
La Papisa incuba. La primera mujer de los arcanos mayores aparece enclaustrada, sentada junto a un huevo tan blanco como su rostro ovalado. Está doblemente en gestación: de este huevo y de sí misma.


Símbolo de pureza total, La Papisa revela en nosotros la parte intacta que nunca ha sido herida ni tocada, ese testigo virginal que llevamos dentro, a veces sin saberlo, y que representa, para cada uno de nosotros, un pozo de purificación y de confianza, un bosque virgen, por explotar, fuente de potencialidades.

El encierro en el templo, convento o claustro lo simboliza la cortina que pende del cielo y se enrolla hacia el interior. La Papisa ha sido vista a menudo como una iniciadora, una maga.

Puede remitir a dos grandes figuras principales: la Virgen María, inmaculada concepción destinada a llevar a Dios en su seno, y la diosa Isis, fuente mágica de toda fecundidad y de toda transformación.



Sobre su mitra, cuatro puntas indican el Norte, el Sur, el Este y el Oeste: situada en el centro de los puntos cardinales, su conciencia está ligada a la materia: la toma de conciencia se efectúa a través del cuerpo. Su mitra se sale ligeramente del marco, concentrándose en un punto naranja.
La Papisa viene hacia nosotros para hablar a la vez de nuestra vida material y del espíritu puro.


Desde un punto de vista negativo, se puede leer su blancura como frigidez, rigidez, normativa, obsesión por la virginidad que conduce a la castración, prohibición de vivir.

Como mujer, puede ser una madre nefasta que nunca permite que el huevo eclosione y que lo incuba con gélida autoridad.
El libro que tiene entre las manos la destina al estudio y al conocimiento. De color carne, nos indica que La Papisa estudia las leyes de la encarnación humana. También se puede pensar, puesto que no está leyéndolo, que ese volumen abierto no es sino ella misma, esperando que vengan a descifrarla, que la despierten.
Remite también a las Santas Escrituras: La Papisa acumula el lenguaje de Dios padre, el lenguaje vivo. Por último, las diecisiete líneas señalan su relación con La Estrella: la acumulación de La Papisa tiene por horizonte la acción del Arcano XVII. En el sentido positivo e iniciático, La Papisa prepara una eclosión. Espera que Dios venga a inseminarla.

Las tres cruces que adornan su pecho significan que, pese a estar enclaustrada en la materia, pertenece a lo espiritual. Representa el espíritu que habita en cada uno de nosotros y nos llama a comunicarnos con esa fuerza divina incorruptible.
Fuera de la acción, en plena recepción acumulativa, depura con intransigencia todo lo que pudiera impedir el paso de la energía divina.


En una lectura La Papisa se refiere a menudo a un personaje femenino, la madre o la abuela, que ha transmitido un ideal de pureza o una frialdad normativa.
Suele encarnar a la madre fría, a la mujer sin sexualidad, que encuentra su justificación en una moral o un ideal religioso, que no sabe ser tierna. Pero su exigencia de pureza también nos puede indicar una mujer de elevada talla espiritual, una sacerdotisa, una terapeuta, una guía, sea cual sea su edad. En amor, La Papisa está dispuesta a formar una pareja basada en la unión de las almas.


El libro que tiene entre las manos puede orientarnos asimismo hacia preocupaciones del consultante relacionadas con el estudio o la escritura: la Papisa se convierte entonces en un escritor, un proyecto de libro o de cualquier otra obra, la gestación necesaria de una acción, incluso una actriz que tiene que estudiar un papel, una contable, una lectora asidua... O incluso la Virgen María en persona.


Enclaustrada, la Papisa sugiere aislamiento, espera, soledad elegida o padecida. Su color blanco puede indicar un deseo de que le dé calor una pasión amorosa, espiritual o creativa. Sexualmente, en el mejor de los casos vive en la sublimación; en el peor, en la frustración.



El misterio de La Papisa encuentra quizá su respuesta en su actitud frente al huevo que la acompaña: si lo incuba con gran exigencia y en alta soledad, puede salir de él un dios vivo. ¿No es el huevo de avestruz, en la religión católica, uno de los símbolos del nacimiento de Cristo?

Y si La Papisa hablara...

"He hecho una alianza con el misterio que llamo Dios. Desde entonces, en el mundo material no veo más que Su manifestación.
Cuando contemplo mi propia carne, o la madera, o la piedra, descubro en ella la presencia del Creador.
Cada matiz, cada tejido, cada variación de la realidad es una de Sus apariencias manifestándose en Su infinita variedad.
Vivo en el mundo de la energía divina.

Palpito con toda la materia.
Bajo mis pies, todo el planeta se estremece: también es una manifestación Suya, sólo que más amplia.
Vibro al compás del universo, con el fuego, los océanos, las tempestades, las estrellas... La energía de toda la creación viene a mí.
Sin embargo, soy un ser virgen. Nada ha entrado en mí más que el impensable Dios, no conozco la impureza.
Sólo puedo tomar contacto con vosotros en esa dimensión intacta y sagrada de vuestro ser, vuestra esencia virginal. Si venís a hablarme de pasión, de sexualidad, de emoción, no os entenderé. Estoy mucho más allá de todo eso, más allá de la angustia, e incluso de la muerte. Pues si Dios está en la materia, ésta es inmortal, y ya no tengo miedo ni deseo alguno.

Os ofrezco pues que os reunáis conmigo en lo que hay de divino en vosotros. Si os volvéis como yo, podréis entrar en mí. Vuestro sufrimiento es impuro, vuestro pasado es impuro, no vengáis a mí con lo que está poluto, salid de ese estado. Porque la impureza es una ilusión, así como la culpabilidad.
¡Aceptad el esplendor virginal de vuestro ser! Hay en todos vosotros, los seres humanos, un estado que sólo se da a Dios, que sólo puede ser poseído por Él y que
está en constante relación con Él.
Lo mismo sucede en todo el mundo vivo: en cada planta hay un centro intacto. En toda lengua, lo que os habla es lo que las palabras contienen de inefable. Comprended que nada es vuestro, que no poseéis ese cuerpo, esos deseos, esas emociones, esos pensamientos. Todo eso es de Él, del desconocido eterno e infinito que os habita. Daos a Él. Recibidlo.
Soy despiadada, exijo que hagáis esta labor y que abandonéis, para uniros a mí, todo lo que no es digno de convertirse en el cáliz donde la divinidad pueda alojarse.
Soy como esos templos en los que se practica el exorcismo, en los que hay que descalzarse para entrar, en los que se purifica el aire con incienso, en los que se lava a los creyentes con agua bendita.

En unión con la potencia que percibo en todo, mis debilidades y mis dudas se desvanecen.
Habito mi cuerpo como un lugar sagrado, puedo en cada instante darle el lugar que me corresponde.
Estoy inmersa en mi obra, y nadie me desvía de ella.

Nadie puede tomarme o sujetarme con sus sentimientos, sus deseos, sus proyecciones mentales. No se me distrae.
Nadie puede desviarme de lo que quiero.
Yo misma no quiero nada, obedezco a la Voluntad divina.

No soy indulgente, soy inflexible. No poseo ningún secreto, pues estoy vacía. Me doy a Dios, que es el único secreto".
Entre las interpretaciones tradicionales de esta carta: Acumulación - preparación - estudio - virginidad - escritura de un libro - contabilidad - espera - constancia - retiro - mujer fría - perdón - actriz aprendiendo su papel - monja - madre severa - obstinación - peso de la religión - aislamiento - frigidez - persona de gran calidad moral - educación estricta - gestación - necesidad de calor - ideal de pureza - soledad - silencio - meditación - sabiduría en femenino - figura carismática femenina - la Virgen María - lectura de textos sagrados.

Fuente: LA VÍA DEL TAROT, Alejandro Jodorowsky-Marianne Costa.


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La Papisa Juana.




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